Vademecum del Aborto - page 24

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Desde la perspectiva médica
Sin embargo, a veces los tratamientos deben ser diferentes a lo ha-
bitual, lo que no significa que su resultado sea malo. Por supuesto, se
debe reconocer que hay tratamientos contraindicados, como la ra-
dioterapia. Pero los avances de la ciencia son asombrosos y permiten
intervenir en estas situaciones.
Desde el punto de vista quirúrgico, se puede operar a una mujer em-
barazada de lo que sea, si realmente urge hacerlo. Eso incluye cirugía
cerebral o cardíaca si la gravedad de la paciente lo amerita y no im-
plica tener que hacer un aborto para luego operar a la paciente. Se
puede hacer con gestante in útero, sabiendo que existe un riesgo de
pérdida del embarazo que, por supuesto, no se desea ni se busca.
30. UNA MENOR NO ESTÁ PREPARADA PARA UN EMBARAZO
El embarazo de una menor de edad es, casi siempre, el resultado de abusos
reiterados en el hogar y, por lo tanto, es un asunto que involucra consi-
deraciones sociales, además de médicas. Es esencial destacar que el abuso
reiterado de una menor en el hogar es una situación dramática, que exige
políticas preventivas para enfrentar el problema real. En estos casos, el
embarazo no es sino la cara visible de un drama social espeluznante que
el aborto no solucionará.
Desde el punto de vista biológico, al ocurrir la primera menstruación
se inicia la vida fértil de la mujer y por lo tanto puede embarazarse.
Incluso, en ciertas culturas, la adolescencia no existe y al momento de
menstruar la mujer pasa automáticamente de niña a adulta, inicia su
vida reproductiva, quedando prontamente embarazada.
Sicológicamente, una niña puede estar preparada o no; el asunto es
que es muy difícil ser madre a temprana edad sobre todo, sabiendo
que estos embarazos se dan en un contexto social complejo.
Desde el punto de vista estrictamente médico, el embarazo ado-
lescente, por ser menor de edad, está definido automáticamente de
alto riesgo”
porque puede tener riesgos médicos asociados, pero eso
no significa en ningún caso que esta madre joven vaya a morir por su
embarazo.
Médicamente hablando, si se compara a una embarazada de 25-30
años, diabética e hipertensa, con otra embarazada sana de 12 años,
claramente la primera paciente tiene un riesgo vital mucho mayor.
Esto no quita que la posibilidad real de muerte para ambas es cercana
a cero en Chile.
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