Vademecum del Aborto - page 41

VADEMECUM del ABORTO –
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CONCLUSIÓN: ¿ES LA MUJER LIBRE DE DECIDIR?
Hablar de libertad y no de la vida de un ser humano es dar más valor a un
derecho por sobre otro: el derecho a la libertad por sobre el derecho a la
vida. Es saber que se está matando a otro en la etapa más vulnerable de su
desarrollo, la vida intrauterina, pero se es indiferente a ello. La discusión
central NO radica en la libertad de la mujer sino en:
-
La naturaleza misma del acto de abortar.
-
La naturaleza del nonato: un ser vivo de la especia humana.
Argumentar que nadie, ni menos el Estado, deba interferir en la de-
cisión de una mujer con su embarazo, por complejo que sea, es dar
a la libertad un valor absoluto que no existe ni en la realidad, ni en
el ordenamiento jurídico. Convivimos con un conjunto de leyes que
respetan, pero limitan, nuestra libertad en pos del bien común y de la
buena y justa convivencia. La ley protege la vida del que está por na-
cer y por lo tanto la libertad de la mujer y de todos nosotros, no puede
prescindir de esta norma.
Argumentar que el que está por nacer no es un ser humano, no es per-
sona, o que es un ser viviente prescindible en razón de sus condiciones
(enfermedad, origen), son argumentos que utilizan los promotores del
aborto como primicia impuesta pero no demostrada: la ley reconoce
que la vida del nonato es un bien jurídico protegido, no al revés.
Argumentar que abortar es un acto lícito –en ciertas circunstancias–
es querer descriminalizar el acto de matar –en ciertas circunstancias.
Es decir, no se puede matar, pero... a veces, un poco. Abortar es y
siempre será terminar con la vida de otro.
Argumentar que esta libertad se pueda ejercer en base a una tipifi-
cación del dolor es un criterio altamente arbitrario y por cierto, puede
ampliarse fácilmente el día de mañana. Por lo demás, el dolor no
otorga derechos, menos aún el de a matar a otro. Podrían conside-
rarse otros criterios igualmente válidos y menos subjetivos como, por
ejemplo, la ética de nuestros actos; en ese sentido, la libertad también
consiste en elegir lo que es bueno, siendo nuestros actos los que nos
definen como persona humana.
Argumentar que en nombre de la libertad se puede abortar en ciertas
circunstancias es discriminar a 99% de las mujeres embarazadas que,
en nombre de esa misma libertad, podrían exigir abortar por otras
causales –otros dolores– tan válidas como las tres esgrimidas.
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