El diputado Boric ya nos tiene acostumbrados a sus gustos pirotécnicos en la cuna de las leyes.
En pleno hemiciclo el diputado Gabriel Boric tuvo la radiante idea de centrar la argumentación de su voto a favor de la ley de aborto con la letra de “Corazones rojos” de Los Prisioneros. Su intervención le hizo ganar, cual humorista de Viña, el aplauso fácil de la galería. El honorable ya nos tiene acostumbrados a sus gustos pirotécnicos en la cuna de las leyes, gritándonos semanalmente a la cara que “pintamos el mono, pero nos da los mismo”.
Sin embargo, en un debate tan delicado como el que determina el modo de afrontar la vida de cientos de miles de futuros compatriotas, permítanme decirles al diputado y sus colegas que “puedo entender estrechez de mente, soportar la falta de experiencia, pero no voy aguantar estrechez de corazón”.
Los slogans ideológicos resultan ser hoy “el mejor gancho” comercial” y ejemplos escuchamos muchos en la Cámara. Por ejemplo, que somos uno de los pocos países sin aborto es un sofisma varias veces desmentido, pero si ese llegase a ser el caso, no se explica la obsesión por demostrar que somos “un pueblo al sur de Estados Unidos” y tenemos que seguir lo que dice el resto del globo. Más aún cuando esa misma “mayoría” está dando pasos concretos para revertir precisamente la ley que hoy nos quieren imponer.
Por otro lado, el consolador ideológico de un eventual plan de acompañamiento es, a la fecha, la miel beatona que calma la conciencia de algunos legisladores “de la cultura de la basura” y parecen tener la “cabeza dura”. ¿Cómo se entiende que mientras se clama por un solo oncólogo para Magallanes vamos a tragarnos el que habrá personal calificado para asistir a las madres con embarazos vulnerables en todos los rincones de Chile?
Por último, ¿quiénes son esos que “quieren dinero” instalando el aborto en Chile y generan un cerco que impide sincerar el vínculo lucrativo que existe entre un puñado de ONG cercanas al Ejecutivo y la multinacional Planned Parenthood, esa misma de la que hace meses se conocía el macabro negocio que hace con los bebés abortados?
Chile vuelve a cabriolear el “baile de los que sobran”, demostrando que no hemos aprendido que cada vez que nos dividimos como país el más débil es injustamente abatido. Hoy, de una vez por todas debemos grabarnos en los “corazones rojos” que en Chile y el mundo nadie sobra.
Fuente: ElPulso.cl