Sobre dos mil personas se manifestaron a favor de la vida y contra el aborto y la eutanasia, en una acción que contempló una marcha, en el centro de Concepción.
El programa se inició con un acto en el frontis de la catedral y contó con la presencia del Arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomali, además del diputado Cristian Campos, quien expresó que la convocatoria interpretó plenamente su postura de defensa de la vida. “Esto representa la postura que tendré en el Congreso en un tema que más que la discriminación, requiere de un debate con altura de miras. Creo que nos merecemos un respeto contra quienes tienen una visión distinta. Debemos tener libertad en nuestros partidos políticos de expresar sin presiones lo que realmente nos interpreta. Me preocupa la situación que se pueda instalar como tema, en el país de una política pública que puede generar una situación más dramática en las mujeres que ven, hoy, al aborto como una solución a su problema. Hay que promover una política pública que genere las condiciones para apoyar a cada mujer cuando esté frente a un embarazo no deseado. Promuevo una sociedad donde la vida sea un principio básico y donde se sustente el desarrollo de todos y cada uno de sus ciudadanos”, recalcó.
Sergio Bobadilla, presidente regional de la UDI, valoró el llamado de la Iglesia a defender la vida. Debemos manifestar públicamente que estamos a favor de la vida desde la concepción. Hago también un llamado a todos a que nos manifestemos abiertamente a defender la vida y la familia. La mayoría en Chile está por la vida, pero es una mayoría silenciosa y yo los invito a salir a las calles.
Luis González, padre de tres hijas, fue uno de los asistentes, indicó que como familia se hizo presente. “Cristo nos anima a que defendamos la vida. Tenemos 11 años de matrimonio y muy feliz de defender la familia. Con la ayuda de Cristo se puede lograr una familia y tener hijos protegidos”, comentó.
Irene Ovalle, madre de una hijita y embarazada de siete meses y medio, contó que su embarazo la motivó a participar. “Vine a decir sí al hijo que llevo en mi vientre. Estar embarazada es lo más hermoso para la mujer. Les digo a las mujeres que son movidas al aborto que no lo hagan y contarles que es muy hermoso llevar un bebé en el vientre y sentirlo diariamente”, manifestó.
Durante la actividad, se escuchó el testimonio de Asunción Martínez, 33 años, y de cuatro hijos (una hija de seis años y trillizos de tres años y medio. “Mi embarazo fue producto de una sola fecundación, niños genéticamente idénticos, fruto de la división de un solo óvulo. Este caso es muy extraño, porque los tres se desarrollaron en una sola placenta, lo que es altamente riesgoso para cada bebé. También es alto riesgo para la madre. Los pronósticos, en mi caso, había un 90% de no llegar a término. Y de llegar a nacer, serían prematuros y con graves secuelas. Gracias a Dios, estuvo en manos de un equipo médico extraordinario, en el sentido de alta calidad profesional, humana y ética. Aterrada de miedo quise consultar la opinión en una prestigiosa clínica en Santiago, grande fue mi sorpresa cuando el médico me insinuó la posibilidad de un aborto terapéutico e incluso llamó a mi embarazo como un error de la naturaleza. Nunca estuvo en nosotros siquiera pensar en el aborto. Nacieron muy bien contra todo pronóstico y nuestros hijos son sanos, alegres. Hoy doy mi testimonio y para reflexionar cuántos papás deciden por el aborto. El aborto terapéutico no es la solución, porque no se puede resolver un delito con otro delito y menos castigando al niño que está por nacer”, comentó, añadiendo que el debate que se hace en el Parlamento no debiera centrarse en “cómo nos deshacemos del problema, entendiendo como problema los embarazos no deseados y en cuáles son los derechos de las mujeres, eso es, tapar el sol con un dedo. Lo central es cómo protegemos a los más vulnerables, a esas madres aterrorizadas con su embarazo, supuestamente inviable o a la niña violada reiteradamente, la vida que está por nacer, sin haberlo escogido”, argumentó.
Monseñor Fernando Chomali agradeció a los organizadores y a quienes participaron masivamente en el encuentro. En su intervención señaló: “ Hay muchos atentados en contra de la vida y hemos visto el clamor de todo el mundo frente a los 43 jóvenes asesinados en México estamos también deseosos de saber qué pasó con el joven Matute y pueda haber justicia; vemos cómo matan a los cristianos en Irak y en Siria y cómo tienen que huir; vemos atentados contra la vida con tanta pobreza, con tantos oprimidas por el trabajo; vemos tantas injusticias sociales y ahora nos encontramos con otra preocupación, vemos los atentados contra la vida, las leyes que promueven el aborto y no queremos eso para Chile y la experiencia, en el mundo, lo confirma. El aborto es un acto de violencia como lo es también la eutanasia.
Añadió que “defenderemos la vida con las armas que nos da la razón, la ciencia y la fe, que es el amor. Chile va a perder mucho si se aprueba una ley que permite el aborto y lo mismo si Chile permite una ley de eutanasia. Los más débiles quedarán desprotegidos. Lo que nos mueve es que la vida es un gran valor y que no puede quedar al arbitrio de una persona o un grupo de personas. Queremos demostrar que una auténtica democracia es aquella que cuida a todos sus miembros. La felicidad no depende del estado de salud, sino del amor que damos y recibamos. Un estado de derecho es verdadero cuando la fuerza de la razón prevalece por sobre la razón de la fuerza. Un estado derecho es tal cuando cuida al que no puede defenderse”.
La marcha se extendió desde la catedral hasta los Tribunales, por avenida por avenida O’Higgins, para retornar al atrio del templo, contando con la animación del grupo “Guerreros de la fe”.