En el debate sobre el aborto resulta fundamental la defensa de la vida del que está por nacer, pues estamos frente a una persona que es trascendente y digna, y no frente a un mero cúmulo de células. Esta misma defensa de dignidad y trascendencia la encontramos en la madre; por lo tanto, es nuestro deber atender a sus problemas y necesidades.
Para ninguna mujer debe ser fácil tener un hijo no deseado, más aún cuando estamos frente a una violación o una inviabilidad del niño que espera en su vientre. Nadie más que la madre conoce lo difícil que es.
No obstante, el deber del Estado es proteger ambas vidas, promoviendo su máximo desarrollo material y espiritual. En ese sentido, y haciéndonos cargo del rol de la madre, creemos que el enfoque de la discusión debe estar en las múltiples medidas que podría adoptar el Estado con el objeto de cuidar la dignidad de las mujeres: la creación de una oficina de acompañamiento a embarazos complejos en el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), una buena ley de adopción, una reforma integral al Servicio Nacional de Menores (Sename) e, incluso, brindar apoyos monetario y/o psicológico serían algunas ideas que planteo para la discusión.
Felipe Cuevas Mancilla
Presidente Juventud UDI
Fuente: La Tercera