Abortar no borra en absoluto el trauma de la violación

Legalizar el aborto apelando a las circunstancias de una violación no es novedoso y muchas legislaciones consideraban este aborto antes que existiera conceptos tales como derechos sexuales y reproductivos.

Una violación es una situación tan abusiva, injusta, brutal y que vulnera dramáticamente la intimidad de la mujer y por extensión la sociedad toda. Por ello cuando resulta un embarazo la pregunta es ¿puede haber un hijo menos deseado que el nacido de una violación?

Entonces, qué hacer para reaccionar, como personas y sociedad, con justicia para todas las partes involucradas. Castigar debidamente al victimario, acudir en auxilio de la víctima y cuando se produce un embarazo ocuparnos de aquel hijo que no ha pedido nacer, pero cuya vida ya está entre nuestras manos.

¿Podemos además hacer pasar a dicha mujer embarazada nuevamente por otro trauma como es el aborto?

¿La contención psicológica y social que requiere una víctima de violación se cumple cuando el Estado le ofrece un aborto?

¿Se garantiza el castigo al violador con la muerte del hijo por nacer?

¿Podemos asegurar que lo mejor para ese hijo por nacer es negarle su oportunidad de vivir?

Abortar al bebé producto de una violación no borra en absoluto el trauma de la violación.

Abortar ese ser humano, parece más bien una revancha contra alguien que es inocente de los crímenes de su padre. Pero, que para su infortunio, es indefenso y está a nuestro alcance.

También nos dice que nuestro origen condiciona nuestro futuro. Que una sociedad acepte eso es consagrar la discriminación desde la cuna.

Obliga a la madre a enfrentar el hecho de terminar con la vida de su propio hijo, en una decisión que no tiene vuelta atrás.

Un embarazo vulnerable y no deseado como ese nos desafía como sociedad y personas a empeñarnos al máximo para acoger cuidadosa y ampliamente a esas víctimas. Pero también empeñarnos en la educación y especialmente en la prevención de estos abusos y la represión a los abusadores.

He ahí el camino, no es fácil, no es rápido, no es barato, pero es mejor que un aborto y vale la pena.

 

Mario Bravo.

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Aborto: Una decisión sobre otro

Bastante absurdo el argumento proaborto que señala «mi cuerpo, mi decisión», puesto que quien se lleva dentro del vientre es otra persona, no una extremidad de nuestro cuerpo, como lo es un brazo o una pierna. Estamos hablando de una persona aparte, por lo que no es una decisión sobre nosotros mismos, sino sobre otro.

Francisca Parada Yunis

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Lecciones de Carahue

La violación y consecuente embarazo de una niña de 13 años por su padre en Carahue fue excusa para que un par de parlamentarios colocara en la mesa de discusión nuevamente el “aborto terapéutico”. El niño venía con serios problemas de viabilidad pero, contradiciendo todos los pronósticos y la misma propuesta parlamentaria, logró sobrevivir. Es de esperar que supere sus dolencias y se desarrolle normalmente. Como sea, ya le torció la mano a los malos diagnósticos y, mostrando gran fortaleza, logró sortear los primeros obstáculos.

Si ya la violación es una experiencia traumática, le ahorraron a la menor de edad una segunda atroz experiencia al dejar que la naturaleza siguiera su curso y el niño naciera. Una buena lección y tapaboca para quienes lanzan irresponsablemente dictámenes apresurados de “inviabilidad” donde existe una vida que lucha por imponerse.

E incluso aunque el niño hubiese nacido muerto: dejemos que la naturaleza siga su curso y procuremos los medios para un desarrollo normal del embarazo y posterior parto. Muchas madres agradecen el curso de gestación hasta su final ya que les permite hacer un duelo y despedir a quien han llevado por ocho o nueve meses en su seno.

La defensa de la vida no admite excepciones. La vida comienza con la concepción y termina en su ocaso natural. Y no sólo debemos defender la vida gestada, sino acompañar y apoyar afectiva y monetariamente a las madres durante el embarazo y luego del nacimiento. De poco sirven las frases grandilocuentes en esto de “la defensa de la vida” si no se apoya con recursos a las madres embarazadas y luego del parto. El apoyo a la vida debe ir acompañado de medidas concretas, que se vean y espanten así la tentación del aborto. los abortos desaparecen si hay apoyos concretos a los embarazos no deseados.

Hay adelantos en esta materia: el aumento de la cobertura en el pre y postnatal, la mayor asistencia a madres embarazadas solteras o abandonadas, aumento y mejora de jardines infantiles. Se trata de medidas concretas que van en favor de la vida. Pero falta. Ninguna mujer puede sentir que traer vida es una tragedia. Al contrario. Engendrar vida siempre es un bien con el cual se puede salir adelante. El drama de Carahue dejó en evidencia la precariedad y riesgo en que viven muchas mujeres en Chile. Eso es lo que hay que abordar y no proclamar irresponsablemente medidas parche como es el aborto que de nada le sirve ni a esa ni a ninguna otra niña.

Junto con ello, se deben castigar efectivamente delitos de esta naturaleza. Es allí donde se deben poner los esfuerzos y no desviando la atención en cuándo matar al niño engendrado. El mundo al revés.​

​Aprovecho para felicitar a tantas madres solteras, solas, abandonadas, que cargan con un niño que no desearon ni planificaron pero que, con el correr del tiempo, han aceptado y acogido. Muchas lo han asumido como propio; otras, lo han dado en adopción. Como sea se trata de personas que hoy viven, crecen, se desarrollan. Sólo requieren el apoyo de la sociedad. Y no que se busque acabar con ellas.

Padre Hugo Tagle

Fuente: Publimetro.

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Despenalización del aborto

En el debate sobre el aborto resulta fundamental la defensa de la vida del que está por nacer, pues estamos frente a una persona que es trascendente y digna, y no frente a un mero cúmulo de células. Esta misma defensa de dignidad y trascendencia la encontramos en la madre; por lo tanto, es nuestro deber atender a sus problemas y necesidades.

Para ninguna mujer debe ser fácil tener un hijo no deseado, más aún cuando estamos frente a una violación o una inviabilidad del niño que espera en su vientre. Nadie más que la madre conoce lo difícil que es.

No obstante, el deber del Estado es proteger ambas vidas, promoviendo su máximo desarrollo material y espiritual. En ese sentido, y haciéndonos cargo del rol de la madre, creemos que el enfoque de la discusión debe estar en las múltiples medidas que podría adoptar el Estado con el objeto de cuidar la dignidad de las mujeres: la creación de una oficina de acompañamiento a embarazos complejos en el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), una buena ley de adopción, una reforma integral al Servicio Nacional de Menores (Sename) e, incluso, brindar apoyos monetario y/o psicológico serían algunas ideas que planteo para la discusión.

Felipe Cuevas Mancilla

Presidente Juventud UDI

Fuente: La Tercera

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