Archivos del Autor: Eric Gonzalez

¿Aborto terapéutico? No me haga reír, Columna en Chileb.cl

Publicado el 15 septiembre 2015

A_UNO_484094-677x300Lo “terapéutico” es aquello que cura o alivia una enfermedad y sus síntomas. Este es su sentido etimológico, y también el sentido de la ciencia médica: devolver la salud, restablecer el equilibrio entre los principios del cuerpo para preservar la vida.

Por eso llama tanto la atención la expresión “aborto terapéutico”, ahora de última moda, por cuanto la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados acaba de aprobar esta causal para la despenalización del infanticidio intrauterino. La causal es todavía más curiosa, si se tiene en cuenta que todos los médicos suscriben el llamado “Juramento Hipocrático”, por el cual declaran que “jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura”. ¿Cómo se puede llamar, entonces, “terapéutico” a un aborto? Parece un contrasentido: la terapéutica consiste en salvar vidas, no eliminarlas.

La expresión “aborto terapéutico” es, en realidad, una estratagema destinada a engañar a la opinión pública, con objeto de hacer pasar un procedimiento médico que es de suyo correcto y lícito, por un aborto, intentando colar, de esa manera, que existiría “algún caso” de “aborto” que es “bueno”, y hasta humanitario.

El argumento es el siguiente: se dice que, cuando peligra la vida de la madre (ya sea por causa del embarazo, o por otra causa distinta de éste), el derecho debe proteger su vida y dignidad, y consecuentemente autorizar el aborto del niño para salvar la vida de la madre. Por esto sería necesario despenalizar el “aborto terapéutico”. Este razonamiento es falso y tendencioso, por las siguientes razones:

1) No existiendo otra alternativa, es moral y jurídicamente lícito realizar acciones positivas destinadas a salvar la vida de la madre (inocular un medicamento, operar, etc.), aceptando que de esta acción se deriven dos efectos: uno que se busca (la salud de la madre) y otro que no se busca, pero se tolera (la eventual muerte del hijo). Esto es lícito porque la acción del médico tiene por objeto salvarlos a los dos, no matar al niño. Dicho de otro modo: la única manera de salvar al hijo es salvando a la madre.

2) Lo anterior no es un aborto, ni menos terapéutico. Habría un aborto voluntario si la acción consistiera directamente en matar al niño, pero semejante cosa nunca puede ser propuesta como una medida terapéutica, no sólo porque sería inmoral y antijurídico, sino también porque no tiene valor terapéutico.

3) Para realizar acciones positivas destinadas a salvar la vida de la madre en el caso propuesto, no se requiere de una ley de despenalización del aborto, porque ya está permitido con la legislación actual. Así lo reconoció el Presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, hace unos días atrás en el informe que el máximo tribunal emitiera sobre el proyecto del Gobierno, al afirmar que “en la actualidad en Chile no se encuentra 2 proscrito el aborto terapéutico propiamente tal”.Carece, por lo tanto, de sentido invocar razones terapéuticas para impulsar una ley de aborto.

Todo esto es relativamente fácil de entender. Basta mirar la ley vigente para darse cuenta de que el médico no sólo tiene la potestad o derecho, sino también la obligación de actuar en estos casos para proteger la vida de la madre. porque de esa forma está actuando simultáneamente para proteger la vida del niño en su vientre. Lo que ocurre es que esto no es un aborto, porque lo que se busca no es la muerte del no nacido, sino la protección de la vida de ambos.

Y si es tan fácil de entender, ¿por qué hay abogados y hombres públicos defendiendo la consagración legal del “aborto terapéutico” que no es tal?

Porque esta es la forma de abrir la puerta legal al aborto de verdad, es decir, a situaciones en las que se actúa directamente sobre el niño, para darle muerte. Se trata de una estrategia ideológica: asociar el nombre de “aborto” a un procedimiento que es lícito, para instalar en el debate público la idea de que hay abortos que son buenos, y confundir al electorado y a la gente común.

¿Vamos a pisar el palito?

Raúl Madrid, Profesor Titular Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

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MIÉRCOLES DEL INPAS: La Iglesia sirve a la Familia. 🗓

Tomando el contexto del Sínodo Ordinario de la Familia 2015, INPAS junto a la Delegación para la Pastoral Familiar Santiago ha organizado el ciclo de encuentros MIÉRCOLES DEL INPAS: La Iglesia sirve a la Familia.

Dando comienzo este Miércoles 23 de Septiembre, a las 19:30 hrs. en el Colegio SS.CC. de la alameda donde se llevará a cabo el tema Familia, llamada a la vida: Una aproximación pastoral al proyecto de ley de aborto, y la exposición estará a cargo de Cristóbal Ruiz-Tagle, Director de Formación de IdeaPaís.

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Universidades y aborto Carta al Directo, El Mercurio

7d0b50375eb018c65d414916925e128b_LSeñor Director:

Si algo ha dejado en claro el ya largo debate sobre el aborto, es que la criatura que se forma en el seno de la madre es indudablemente un ser humano a carta cabal. Para justificar pues el aborto, algunos han esgrimido la peregrina tesis de que si bien ese ser es humano, él entraría solo de manera progresiva en el goce de los derechos que le corresponderían como tal, hasta el punto de que si se pone término a su vida dentro de las primeras semanas de gestación, no se le violaría ningún derecho. Otros esgrimen los derechos de la mujer al uso de su cuerpo para justificar el hecho de matar a otro, lo cual, en este caso, no es sino un homicidio, pues tiene por víctima inocente a un ser humano.

Queda claro, pues, que para quienes defienden estas posiciones, los derechos humanos, comenzando por el derecho a la vida, no son atributos inherentes a la naturaleza humana, sino que su ejercicio y defensa pueden ser suspendidos y aun aplastados en determinadas circunstancias. ¿Qué queda entonces de la prédica oficial que considera a esos derechos como inherentes a la naturaleza humana? ¿Qué queda de la universalidad de las declaraciones más importantes sobre esta materia? Simplemente nada. De ahora en adelante, por lo visto, preparémonos, porque entra en vigencia de nuevo la afirmación de Baruch Spinoza, esto es, «que el derecho de cada uno se extiende hasta donde se extienda su poder».

Es duro apreciar cómo una sociedad como la nuestra acepta que se entre a discutir este punto, pero mucho más duro es apreciar cómo impunemente hay algunos que hacen de la libertad de cátedra universitaria un instrumento para hacer lo que no es sino la apología de un crimen. Séame, al menos, permitido protestar por tal abuso que hace de estas instituciones de educación superior verdaderas escuelas del crimen. Algo muy distinto de aquello para lo cual fueron creadas.

Gonzalo Ibáñez S.M.
Ex rector de la Universidad Adolfo Ibáñez

 

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Proyecto de Ley y Aborto “Terapéutico”: no más engaños

 

Por: Francisca Decebal-Cuza Galeb

Mark Twain afirmaba que es más fácil continuar mintiéndole a una persona que convencerla de que le han estado mintiendo. Por esta razón, mi objetivo no es que ud. acepte lo que digo, sino que invitarlo a cuestionarse aquello en lo que cree pensar.

Si le preguntan si piensa que la mujer tiene siempre el derecho de matar a su hijo en el vientre (aborto libre), usted, con un 82% de probabilidades (CADEM), dirá que no. Sin embargo, si habiendo respondido que no a la pregunta anterior, le preguntan si en ciertas circunstancias excepcionales la mujer debe tener este derecho y ud. dice que sí, entonces posiblemente lo han engañado.

Quienes desean el aborto libre saben que la mayoría de los chilenos no respaldará un proyecto de ley que despenalice el aborto en cualquier causal. Por esto, lo que hacen es apelar a su bondad para tener su respaldo. ¿Cómo lo logran? Usando dos casos que remecen el corazón; la mujer violada y la mujer que espera a un hijo gravemente enfermo. ¿Quién, con un mínimo de empatía, rechazaría ayudar a una madre en estas situaciones? Luego, le venden un proyecto de ley, al que se refieren como aborto “terapéutico”. “Terapéutico” viene de “tratamiento”, es decir, “el conjunto de medios que se emplean para curar o aliviar una enfermedad”. Y ud. confía y cree que a estas dos mujeres la sociedad las ayudará a curar y aliviar su tristeza. Lo que no le dicen es que la herramienta con la cual pretenden ayudarla, realmente la perjudica. ¿No me cree? Le explico.

La evidencia científica demuestra que las mujeres que esperan un feto con malformación letal tienen una pésima evolución psicológica tras abortar. Tanto así, que son excluidas de los estudios que pretenden demostrar que el aborto no genera consecuencias negativas en la salud mental. Tienen prevalencias de estrés postraumático que bordean el 50% a los cuatro meses y de depresión cercanas al 30% (Korenromp, 2009), sin mencionar otras complicaciones, como trastornos ansiosos o adaptativos. Son mujeres que no logran elaborar el duelo de sus hijos muertos.

Por su parte, las mujeres que abortan tras una violación, al tratarse en su gran mayoría de adolescentes abusadas sistemáticamente dentro del propio entorno familiar, reúnen al menos tres de los seis factores que se han asociado a mal pronóstico postaborto (ser víctima de violencia, contar con bajo apoyo social y no tener hijos o tener pocos hijos) y en el largo plazo, más del 90% de ellas sentirá que el aborto no resolvió sus problemas y no lo recomendará a ninguna otra mujer (Reardon, 2000). En ambos casos, además, está demostrado que la psicoterapia y los programas de acompañamiento constituyen el verdadero tratamiento.

Haciendo una analogía, el depresivo que quiere suicidarse para escapar a su dolor es detenido siempre por el resto de la sociedad, porque todos sabemos que la terapia a su sufrimiento no es el suicidio, sino que el tratamiento de su depresión. Y nadie reclama por el derecho del depresivo a quitarse la vida, aunque sea su propio cuerpo.

Y esto que suena tan lógico para depresión, a ud. no le hace sentido al hablar de embarazo vulnerable. Ud. dice: “pero la mujer debe tener la libertad de elegir”. Porque a ud. lo han engañado por tener buen corazón. Lo han engañado a tal punto, que cree que el aborto es la terapia de algo (aunque ya conoce la evidencia que demuestra que no lo es) y no repara en lo contradictorio que es que sólo el 1% del total de embarazadas en Chile tenga derecho a esta “libertad de elegir”.

A ud. lo han engañado y seguirá defendiendo este proyecto (incluso si nunca lo ha leído), porque su naturaleza bondadosa le impide aceptar que lo han embaucado con un negocio “médico” que mueve millones de dólares en países como Estados Unidos (donde los órganos de los fetos abortados se venden para investigación, como demuestran los escándalos asociados a Planned Parenthood, que la prensa chilena convenientemente ha omitido de sus noticieros) y, peor aún, un negocio que lucra con el dolor de la mujer.

Dra. Francisca Decebal-Cuza Galeb

Médico Psiquiatra de Adultos

Universidad de Chile

 

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