Fundación Chile Unido nace hace 14 años, con la iniciativa de un grupo de personas que, en un momento que calza con el auge económico que estaba teniendo el país, toman la decisión de ser referentes y líderes de opinión en una línea de pensamiento que apuntara a destacar la importancia del respeto y defensa de la vida, y el fortalecimiento de la familia como núcleo fundamental de la sociedad. Para esto nace el programa “Acoge una vida” y el programa “Comunícate”. Para ahondar en su labor, hablamos con la directora de la institución, Verónica Hoffman.
¿Cómo es el proceso de Acoge una Vida?
A una mamá, con un embarazo que no tenía planificado, se le vuelve muy angustioso el escenario, entonces nosotros salimos a su camino. Vivimos el proceso con ella, y la acompañamos hasta que el hijo tenga un año de vida. Cuando tú trabajas con esa mujer, y le bajas el nivel de angustia, empieza a identificar que nunca hubiese querido tener el pensamiento de abortar, sino que lo que pasa es que tiene miedo de contarle a sus padres, o la echaron de la casa, o la pareja la está presionando a que aborte. Tenemos red con consultorios, hogares de acogida, instituciones de adopción, –porque muchas veces asumen el rol de gestación, pero no el de maternidad–, pastoral familiar, médico, ecógrafo, siquiatra, sicólogo, asesoría legal, Sernam, Sename.
¿Qué porcentaje de mujeres llegan con la idea de dar en adopción, y cuántas con pensamiento de aborto?
Hay como un 7% de mamás que declaran querer entregar a su hijo en adopción. Pero a medida que van pasando las distintas etapas del embarazo, hasta que finalmente nace la guagua, va bajando. Sólo por tener a su hijo en brazos, ese 7% desciende a un 2% de entrega efectiva de la guagua en adopción.
Únicamente por ese acompañamiento, ya han nacido más de 3640 niños. Ese número todos los días va aumentado, todos los días nacen guaguas. Se logra revertir la decisión en un 93% de las mujeres que recurren a nosotros y declara que quiere abortar. Cuando llamas a un teléfono que te ofrece ayuda, es porque tu embarazo se volvió no deseado, no planificado, llegó en forma imprevista, hay algo que te molesta. Son muchas las que declaran que quieren abortar. Y hay otras que no quieren abortar, sino que le contaron a los papás y los echaron de la casa, y no saben qué hacer. Otras no tienen los medios para ir a hacerse una ecografía, también las apoyamos en eso.
Según explica Hoffmann, el año pasado recurrieron a la Fundación 350 mamás, entre 16 y 24 años prioritariamente, pero hubo casos desde 12 a 42 años. Un 70% de las madres era soltera. Un 27% vivía con su padre y/o madre. Sólo un 52% alcanza nivel de educación media. Un 45% usaba método anticonceptivo, pero, según explica, “el problema es que muchas veces se olvidan, no lo toman, no son rigurosas”. En el 49% el padre es el pololo.
¿Cuál es el perfil de los voluntarios con que trabajan?
Es alguien que te acoja, que te contenga, que empatice, que entienda el sufrimiento que estás viviendo. De alguna manera es cualquier mujer que sea madre —biológica o no—,pero que defienda y respete la vida, que le dé valor a este vínculo. Nosotros hablamos mucho del vínculo madre-hijo, porque sabemos que cuando una joven, una mujer aborta, parte de ella también se muere, y lo decimos con tanta exactitud, porque hemos tenido testimonios aquí de madres que han venido acompañando a sus hijas, y dicen “por favor acompáñenla, porque no quiero que pase por lo que yo he pasado durante veinte años”.
¿Se genera una relación entre voluntaria y la persona a la que asiste? ¿Cómo es el proceso?
Principalmente este acompañamiento es a través del teléfono, y en forma bien sistemática. Muchas veces, si están en riesgo de aborto, a esa persona se le acompaña en la mañana, en la tarde, se le manda un mensajito. Se crea una relación muy directa.
¿Qué incluye ese acompañamiento?
Hay veces en que las acompañamos presencialmente. Muchas veces vienen a la fundación a buscar un ajuar. Tenemos la ayuda de un colegio, que ha hecho campaña de ajuar, para entregarles a estas mamás, de modo que puedan ir al hospital a recibir a su guagua con un ajuar más digno. ¿Por qué pensar que tiene que ser todo usado? Este colegio, como apostolado, se acercó a la Fundación, y ya llevan tres años entregándonos un ajuar bien bonito, bien formado, con un coche.
En ocasiones, con alto riesgo de aborto, aparte de acompañarlas por teléfono, se les sugiere conseguir que esa mamá pueda ir a un ecógrafo, porque eso es clave. Cuando están en pleno riesgo de aborto, y se les ha llevado a una ecografía, en estos catorce años, el 100% desiste de la decisión de abortar. Es clave oír los latidos de tu hijo. Y esto es porque en muchos casos hay desconocimiento de qué es lo que realmente está en sus vientres. Muchas de ellas dicen “no, si es un coágulo de sangre, es un conjunto de células”.
¿Cómo funciona el tema de Comunícate?
Este programa existe desde 2002. Es una orientación sicológica a través del teléfono. ¿Qué intentamos con esto? Nuestro segundo eje, que es fortalecer la familia como núcleo fundamental de la sociedad. Primero es muy valioso porque son sicólogos egresados de distintas universidades del país, que se comprometen a entregar horas hombre durante tres meses. Entonces, a través de un número gratuito, que es el 800 226 226, te atienden sicólogos egresados, y te realizan una orientación sicológica a través del teléfono, por cualquier problemática humana que pueda estar pasando esa persona, o a nivel familiar. Sabemos que se resuelve en un 57% los problemas. Y en caso que sea un problema que no se puede resolver por teléfono, nosotros también contamos con una red de apoyo a la cual la derivamos.
¿De qué manera dirías que la Fundación se ha ido adaptando a los cambios que experimenta la sociedad en cuanto a la forma de hacer familia?
Hace once años comienza un aumento progresivo de la mujer en el ámbito laboral, y los directores, pensando que uno de los ejes principales es el fortalecimiento de la familia, deciden hacerse cargo del impacto directo que tiene esto en las familias chilenas. La pregunta es cómo acompañar a esta mujer para que pueda equilibrar, armonizar, integrar mejor trabajo y familia. Es ahí donde empiezan a revisarse ciertos estudios, y finalmente se crea el propio estudio de la Fundación, y le propone esto a la revista Ya de El Mercurio para hacerlo en conjunto. Este estudio busca hacer un diagnóstico de si la empresa está o no facilitando la integración familia-trabajo para la mujer. El año pasado se inscribieron 129 empresas, de diferentes sectores.
Si tuvieras que elegir cuál de estos tres programas es el más fuerte de la Fundación, ¿cuál dirías que es?
Valoramos que cada uno de los programa, los distintos ciclos de vida que la persona puede pasar, vamos dando apoyo, y vamos tendiendo una mano. En ese sentido, y como común denominador de la fundación, los temas son “Vida, mujer, familia, trabajo-familia”.
¿Cómo se financian?
Tenemos cinco canales de financiamiento. En primer lugar, hace muchos años que existe una empresa que administra socios mayoristas. Son muchos socios, entonces ellos hacen la recaudación mensual de esos socios, pero el volumen de la cuota mensual es más bien chico. Por otro lado, nosotros una vez al año hacemos una comida en Casa Piedra, para mil personas, que se llama Noche por la Vida, que es una manera de dar testimonio de que en esa noche estamos reunidos mil personas que respetamos, defendemos y protegemos la vida del que está por nacer. Tercero, están todas las subvenciones, sean municipales o presidenciales. Lo cuarto son empresas y organizaciones que se comprometen con un monto anual para la Fundación. Y por último a través de nuestro conocimiento de estudio de las mejores empresas, hemos conformado charlas, talleres que estamos entregando a las empresas.
Por:
Mariana Galaz (@GalazMari)