El recién asumido Presidente hizo noticia en 2010 al usar su facultad constitucional para vetar un proyecto de ley sobre salud sexual y reproductiva sancionado por el Poder Legislativo y que buscaba despenalizar el aborto en Uruguay. Su postura frente a la materia fue explicada a través de una carta enviada a la Asablea General del Parlamento, en donde explica las razones para por las que vetó dicha iniciativa.
El mandatario aseguró que “hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han aumentado”. Vásquez ejemplificó diciendo que “en los Estados Unidos, en los primeros diez años, se triplicó, y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló”. Situación que en sus palabras, “también sucedió en España”.
En la misiva, Vásquez asegura que “la legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia”. El médico explica que “descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser”.
“Tanto es así que en los modernos sistemas jurídicos –incluido el nuestro– el ADN se ha transformado en la ‘prueba reina’ para determinar la identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en hipótesis de devastación, o sea cuando prácticamente ya no queda nada del ser humano, aun luego de mucho tiempo”, agregó.
Para el líder socialista “el verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia”.
El mandatario aseguró que la norma en discusión afectaba el orden constitucional y los compromisos asumidos por Uruguay en tratados internacionales, entre otros el Pacto de San José de Costa Rica y la Convención Sobre los Derechos del Niño, ambos pactos ratificados también por Chile.
El líder del Frente Amplio aseguró que “nuestra Constitución, obliga expresamente a proteger a la maternidad, y el Pacto de San José de Costa Rica –convertido además en ley interna como manera de reafirmar su adhesión a la protección y vigencia de los derechos humanos– contiene disposiciones expresas, como su artículo 2º y su artículo 4º, que obligan a nuestro país a proteger la vida del ser humano desde su concepción. Además, le otorgan el estatus de persona”.
Vásquez explicó a los parlamentarios que si bien una ley puede ser derogada por otra ley, no sucede lo mismo con los tratados internacionales, que no pueden ser derogados por una ley interna posterior. “Si Uruguay quiere seguir una línea jurídico-política diferente a la que establece la Convención Americana de Derechos Humanos, debería denunciar la mencionada Convención”, afirmó.
Respecto a la objeción de conciencia, el líder uruguayo aseguró que “al regularla de manera deficiente, el proyecto aprobado genera una fuente de discriminación injusta hacia aquellos médicos que entienden que su conciencia les impide realizar abortos, y tampoco permite ejercer la libertad de conciencia de quien cambia de opinión y decide no realizarlos más”.
“Nuestra Constitución sólo reconoce desigualdades ante la ley cuando se fundan en los talentos y virtudes de las personas. Aquí, además, no se respeta la libertad de pensamiento de un ámbito por demás profundo e íntimo”, aseguró el recién investido Presidente y aseguró que dicho texto “afecta la libertad de empresa y de asociación, cuando impone a instituciones médicas con estatutos aprobados según nuestra legislación, y que vienen funcionando desde hace más de cien años en algún caso, a realizar abortos, contrariando expresamente sus principios fundacionales”, en una línea muy similar a lo señalado por el Rector de la Universidad católica, Ignacio Sánchez.
Asimismo, Vásquez explicita que “el proyecto, además, califica erróneamente y de manera forzada, contra el sentido común, el aborto como acto médico, desconociendo declaraciones internacionales como las de Helsinki y Tokio, asumidas en el ámbito del Mercosur, que vienen siendo objeto de internalización expresa en nuestro país desde 1996 y que son reflejo de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico por actuar a favor de la vida y de la integridad física”.
Para Tabaré, de acuerdo a la idiosincrasia del pueblo Uruguayo, “es más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y, de esta forma, salvar a los dos”.
“Es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socio-económica”, agregó.
Finalmente, el médico aseguró que “existe un gran número de mujeres, particularmente de los sectores más carenciados, que soportan la carga del hogar solas. Para ello, hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto”.
Fuente: Chile B