En relación a la controversia suscitada quisiera poner en la discusión las verdaderas necesidades de quienes hemos pasado por un embarazo inesperado o se encuentran en la disyuntiva del aborto, antes de pensar en despenalizarlo. Tengo 22 años, soy hija única, fui puntaje nacional para ingresar a Medicina en la U. Católica. Cuando supe que estaba embarazada las ideas cruzaban por mi cabeza a mil por hora, voy a tener que congelar, mis papás me van a echar de la casa, no voy a poder seguir estudiando, me fregué la vida! Durante un tiempo todo lo veía negro: mi papá me echó de la casa por un par de horas y aunque después se arrepintió nada volvió a ser lo mismo. Mi mamá me hacía la ley del hielo y mi pololo me empezó a maltratar física y psicológicamente.
Yo lloraba todo el día, no veía ninguna solución posible, incluso pensé en acabar con mi propia vida, hasta que vi un afiche de la Fundación Chile Unido, los contacté y de inmediato se preocuparon por mí. Me ayudaron a ver los problemas que rodeaban mi embarazo y me dieron herramientas para hacerles frente. Me contactaron con una psicóloga y me fui empoderando de que tomar la opción de quedarme con mi hija y luchar por ella era lo mejor también para mí. Así fui superando las adversidades e incluso pude mantener mis excelentes notas.
El día que nació mi Matilde, era la niña más preciosa que haya visto y solo quería llenarla de besos mientras mi mamá me hacía cariño en la cabeza. En ese minuto supe que todo había valido la pena y que por suerte estuvo la Fundación Chile Unido en mi camino para no haber cometido alguna decisión de la cual después me hubiese arrepentido, quizás para toda la vida.
Camila Bunel
Estudiante Medicina UC
www.chileunido.cl
