Columna del 3 de diciembre en Chileb.cl
El mes de noviembre de este año el Colegio de Psicólogos de Chile publicó un trabajo titulado “Salud mental y aborto terapéutico por riesgo vital de la mujer, inviabilidad fetal y violación” elaborado por la “Comisión de Género y Diversidad Sexual” de esta Asociación Gremial. El trabajo de 36 páginas está dividido en tres capítulos, el primero sobre aspectos políticos, sociales y culturales de la mujer y maternidad, el segundo sobre las investigaciones en el “Síndrome Post-Aborto“, y el tercero sobre el embarazo por violación y aborto.
Debido a la extensión del texto y el largo alcance de sus conclusiones, y por lo acotado de nuestro espacio, expondré mi reflexión crítica respecto a algunos puntos del segundo capítulo.
En relación al concepto de “Síndrome Post Aborto“, los autores concluyen que este síndrome no existiría: “a la luz de la mejor evidencia científica disponible, se puede establecer que el “Síndrome Post Aborto” es inexistente” (p.16). Sobre esto hay que distinguir, pues es distinto evaluar si existe una entidad clínica con características y curso propio que evaluar si existen síntomas o trastornos psicológicos asociados a un evento determinado. Determinar la existencia de una entidad clínica o nosológica es bastante más difícil que determinar la mera asociación entre un tipo de evento y síntomas de un trastorno mental. Para lo primero se requiere que la entidad clínica siga un patrón sintomático, epidemiológico y evolutivo distinto y que posea características neurobiológicas y psicológicas propias.
En este sentido, todo apunta a que efectivamente no existiría una enfermedad específica llamada “Síndrome post aborto“, porque si así fuera también se podría afirmar la existencia de un “Síndrome post violación“, “Síndrome post combate“, etc. Sin embargo, que no exista una entidad nosológica llamada “Síndrome post aborto” no cierra la puerta a una asociación o riesgo de desarrollar un trastorno psicológico debido a la realización de un aborto. De hecho, este síndrome no correspondería más que a un grupo heterogéneo de síntomas y trastornos que se presentan también en otras circunstancias (estrés post traumático, depresión, trastornos ansiosos, etc.) Por lo tanto, la simple afirmación “el Síndrome post aborto es inexistente” tendenciosamente confunde y desinforma a la gente.
Para determinar si el aborto se asocia significativamente con algún trastorno psicológico, se requiere de buenos estudios epidemiológicos. Lo óptimo sería (sólo estadísticamente hablando) que un grupo de mujeres embarazadas que piensa abortar sea conducido aleatoriamente a una de dos salidas posibles, el aborto o la continuación de su embarazo hasta el término, para posteriormente evaluar y comparar el estado mental de cada grupo. Dado que moralmente este tipo de trabajo no se puede ni debe realizar, la información debe ser obtenida de forma aproximada con otros tipos de estudios que pueden variar en su calidad estadística. La veracidad de la asociación dependerá de la calidad de esos estudios.
En este último aspecto el trabajo del Colegio de Psicólogos comete un error importante, ya que no cumple con algo que se espera de un buen trabajo de revisión de la literatura, que es mostrar cuál fue la metodología de búsqueda y análisis de los trabajos. Al no hacerlo pierde seriedad, credibilidad y valor. Tampoco clasifican ni jerarquiza los distintos trabajos según su calidad estadística. De hecho, el trabajo del Colegio de Psicólogos no menciona varios estudios cuantitativos y cualitativos recientes y de buena calidad estadística, que muestran un riesgo significativo de desarrollar trastornos psicológicos tras un aborto.
Matías Correa.