El 4 de agosto fue un día triste para Chile. Cinco diputados defendieron la vida, motivo de reconocimiento y apoyo; pero ocho diputados -entre ellos dos de un partido que adscribe al ideario cristiano- aprobaron que se inicie en Chile el camino hacia el aborto legal. Algunos se han amparado en su conciencia para fundamentar su voto aprobatorio, como si esa luz del alma pudiera actuar contra la ley ética, que obliga a todos y siempre, a nunca quitar la vida a un inocente. Para los cristianos esta ley moral, inscrita en nuestros corazones, fue, además, entregada por el mismo Dios a nuestros antepasados y por tanto no puede alegarse ignorancia.
Todos los diputados que han dado su aprobación han ido directamente contra un principio elemental de la convivencia humana, compartido por todas las civilizaciones y escuelas de pensamiento: hacer el bien y evitar el mal. Algunas veces estamos enfrentados a situaciones que hacen el juicio moral menos seguro y la decisión difícil. Pero siempre es posible buscar lo que es justo y bueno y discernir la voluntad superior expresada en la ley divina. No basta creer que Dios no existe para eximirse de él y de su ley. Para comprender esto debemos esforzarnos por interpretar los datos de la experiencia y los signos de los tiempos, gracias a la virtud de la prudencia y los consejos de las personas entendidas y sabias (…)
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