El Dr. Fernando Zegers señala que los embriones son sujetos de protección, cuidado y profundo respeto, pero no son sujetos de derecho. Desde esta aseveración sustenta el resto de sus posturas. El planteamiento que subyace a esta afirmación es que el embrión sería algo que se construye, controlado por agentes externos inespecíficos que van ensamblando los diferentes componentes embrionarios, y que gradualmente iría adquiriendo los derechos que asisten a todos los individuos de la especie humana. Sería interesante saber, en su particular visión, desde qué momento adquirimos esos derechos.
Sin embargo, un debate honesto sobre el aborto implica que los valores particulares estén basados en hechos. Por ello, no es posible soslayar toda la evidencia que señala que el embrión es un individuo de nuestra especie desde la fecundación. Esta evidencia nos muestra claramente que el embrión humano es ya un individuo diferente de la madre desde la concepción; que se desarrolla en forma continua desde ese momento hasta la vida adulta; que posee toda la información necesaria para este desarrollo desde la fecundación; que esta información no varía con los procesos de división celular que permiten su crecimiento, y que la expresión genética de este nuevo individuo durante el embarazo no está determinada por el intercambio fisiológico con el organismo de la madre.
Por lo tanto, el embrión se presenta como una realidad biológica única y definida ya como individuo totalmente humano en desarrollo, que autónomamente, momento tras momento, sin ninguna discontinuidad, actualiza su propia forma realizando un designio presente desde la fecundación. El embrión se demuestra desde el inicio como protagonista de su propia existencia. Cualquier alternativa que no considere esta realidad evidente lleva a discriminaciones que no son aceptables en la sociedad igualitaria que intentamos construir.
Sebastián Illanes
Especialista en Medicina Fetal
Profesor Titular de Medicina
Universidad de los Andes