El tormento del aborto

Señor director:
En pocas horas se votará, en la Comisión de Constitución del Senado, la idea de legislar en el proyecto que legaliza el aborto en Chile.
Mucho se ha dicho en relación a este proyecto, tanto en prensa como por quienes han tenido la oportunidad de asistir a las sesiones en donde se tramita; sin embargo, hay un aspecto fundamental que prácticamente no se ha abordado y es el referido a cómo o bajo qué método se llevará a efecto la práctica abortiva.
Ya en la Cámara de Diputados (Comisión de Salud) el Gobierno señaló que aquello era materia para abordar en un reglamento. Digamos desde ya que esa respuesta no sólo resulta inaceptable desde un punto de vista constitucional, sino particularmente reveladora en relación a lo que oculta la atroz práctica del aborto.
Si para los autores de la iniciativa no existe obstáculo para hacer excepción al derecho a la vida, no obstante lo claro de nuestra constitución y, más aún, lo evidente de nuestra práctica jurídica donde jamás se ha dejado de proteger al débil, no se explica cómo se podrá admitir una práctica de suyo tan cruel y deshumanizada como aquellas que deshacen a un ser humano vivo en una solución salina; o lo succionan, despedazando su cuerpo parte por parte; o dilatan el cuello del útero para introducir elementos para fragmentar al niño; o por nacimiento parcial, en que extraen al niño para dejarlo morir encima de una fría camilla -en este método también se usa decapitar al niño mientras sale de las cavidades uterinas-; o se provocan los partos a través de Misopostrol, RT-U o Prostaglandinas, todos para provocar hemorragias en las que sale el niño para dejarlo morir o matarlo derechamente con algún instrumento.
Todas ellas constituyen un tormento horrendo para cualquier ser vivo, en este caso uno de la especie humana y, por lo mismo, se encuentran expresamente prohibidos en nuestra Constitución que prohíbe toda tortura o trato cruel o deshumanizado. Es más, se trata según la doctrina, del único derecho absoluto, es decir, que no admite excepción alguna. Además, desde el año 2009, estas prácticas son consideradas en nuestro ordenamiento jurídico como delitos de lesa humanidad.
Jorge Reyes Z.

Carmen Domínguez H.

 

Fuente: latercera.cl 

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Comisión de Constitución vota el lunes proyecto sobre aborto

El Mercurio, Domingo 15 de Enero
• 40 parlamentarios crean bancada transversal para defender la vida

• Parlamentarios UDI, RN, Evópoli, PPD y DC se comprometen a rechazar cualquier proyecto en contra de la vida.
Este lunes, el mismo día en que se realizará la votación del proyecto que despenaliza el aborto en tres causales en la Comisión de Constitución del Senado, cuarenta parlamentarios lanzarán la «Bancada por la vida».

El objetivo es comprometerse a respetar «toda vida humana, desde la concepción hasta su muerte natural», además de rechazar todo proyecto de ley que acepte o suponga «cualquier tipo de práctica abortiva».

Los adherentes al frente parlamentario por la vida deben, también, denunciar «toda acción atentatoria contra la vida humana» y promover instituciones que prioricen acciones de asistencia a las familias y mujeres en edad fértil.

Entre los dirigentes que han firmado la declaración por la vida se encuentran senadores y diputados de Chile Vamos, como los UDI Javier Macaya, Ernesto Silva, Jaime Bellolio y Jacqueline van Rysselbergue; y los RN Francisco Chahuán y Baldo Prokurica.

Sin embargo, además de los DC Jorge Sabag y Mario Venegas, en la Nueva Mayoría también firmó el diputado PPD Cristián Campos.

Durante el lanzamiento de la bancada también se presentará la campaña ciudadana llamada «Mi voto vale vida», organizada por la plataforma Chile es Vida, la cual busca incentivar a que las personas defiendan la vida a través del voto hacia los candidatos que defienden el respeto por la dignidad de la vida humana.

 

Fuente: mercurio.cl 

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Eliminando al más indefenso

Carta de Mons Fernando Chomali
Diario El Mercurio, 14 enero 2017
Eliminando al más indefenso
Señor Director:

En unos días más, un grupo de senadores va a decidir si se sigue o no adelante con un proyecto que declara la violencia física, hasta procurar la muerte de un inocente, como método válido en la República de Chile para resolver un conflicto.

En efecto, hay situaciones en las que el embarazo puede generar una serie de complicaciones a la madre que lo lleva en su vientre y que es bueno reconocer. Sin embargo, el proyecto permitirá que ese conflicto se resuelva eliminando al más indefenso. Para justificar esta aberración de la sociedad civil y del Estado de Derecho, que están llamados a custodiar, dicen que no es un ser humano el que se está desarrollando en el vientre de la mujer. Si no lo es, ¿qué es entonces? Acaso no es lo que en su momento fuimos cada uno de nosotros. Otros le reconocen el estatus de ser humano y ciertos derechos, pero dicen que el derecho de la madre a decidir es superior al derecho a la vida de este. Si es así, queda claro que la ley va a consagrar el derecho de unos, los más fuertes, respecto de otros, los más débiles. Y que hay categorías de seres humanos respecto de sus cualidades físicas o su procedencia. Eugenismo y clasismo en su máxima expresión.

Quienes quieren seguir adelante con este proyecto se olvidaron de los avances de la genética que nos confirma que desde el momento de la fecundación estamos en presencia de un ser humano. Se olvidaron de la Constitución de Chile que protege la vida del que está por nacer. Se olvidaron de la experiencia de tantos países donde el aborto es libre. Y sobre todo se olvidaron de que una mujer acompañada en estos casos en lo último que piensa es en abortar. Claro que ese camino es más exigente porque implica el concurso y el esfuerzo de muchos. El talante de una sociedad se mide en la capacidad que tiene de preocuparse y ocuparse del más débil. Los senadores que perseveren en este camino de alguna manera están avalando la violencia para resolver conflictos reales que fueron, son y serán, parte de la vida social. Eso es privilegiar la razón de la fuerza por sobre la fuerza de la razón. Estamos en una situación muy peligrosa para el futuro de la sociedad porque la razón ha sido traicionada. De allí al nihilismo hay un paso.

+Fernando Chomali
Arzobispo de Concepción

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